miércoles, 18 de marzo de 2009

Travesía de reflejos

I
Con solo navegar en una nueva dirección, tu bien podrías llegar hasta el fin del mundo.

Has escogido a tu capitán entusiasta de los descubrimientos y los retos, con suficiente fuerza para realizarlos, sin importar que naves quedaran dispensadas de algún otro servicio más urgente que descubrir una nueva forma de vida.

Enumero las más plausibles conjeturas sobre la travesía por lo desconocido, suposiciones de doradas costas e historias sobre monstruos para ser asimiladas como instrucciones simples en situaciones probables o improbables.

Con todo esto ya resuelto y hecho, te lanzaste con tu tripulación una hermosa mañana, el mejor clima que ha tenido el año, despejándose los cielos y calmándose las furias oceánicas subyugadas por la iluminación de primavera; con tiempo para ir embelesados, navegando por las aguas sin nombre de este mundo.

Transcurrido un tiempo en altamar, fue alzado mar adentro con una sombra, un dedo al viento indicando el rumbo a tomar, en ánimos pacientes de desembarcar con bien sobre las blancas arenas y los claros fondos de alguna bahía.

El ojo explora por su propia cuenta, tratando de vislumbrar una costa que visitar, tras un largo tiempo en la inmensidad del mar se ha divisado tierra, impaciente la tripulación por descansar se dirigen con gran velocidad hacia la playa, esperando encontrar el refugio que los ha de llevar a una calma total.

Ya en tierra de nuevo, todo se torna en algarabía, la tripulación salta desesperada por satisfacer, contradictoriamente, sus ansias de aventura, todo a su alrededor es un paraíso, han llegado a Miramar, una pequeña y pintoresca villa guarecida por imponentes murallas, que en tiempos pasados la resguardaban de las agresiones de los piratas. En el malecón una multitud les aguarda un tanto vacilante, pues hacía mucho tiempo que ningún barco tocaba sus aguas, no obstante la timidez, su recibimiento fue hospitalario.

Entró el capitán con su tripulación por la puerta de mar, entrada y salida obligada de la ciudad para aquellos que se valían de la navegación y que sugería el único medio para comunicarse con el resto del mundo, absortos todos por los magníficos baluartes apostados a lo largo, construidos en cantera y sascab, ya dentro, la traza de las calles es casi perfecta, tomando como referencia la gran plaza cubierta de arboles, sus calles empedradas armonizan la tranquilidad del lugar, llama la atención las edificaciones caracterizadas por techos altos, balcones con herrería y majestuosos arcos interiores, pintadas de gran variedad de colores, contrastando unas con otras, las hay de un azul pastel a un amarillo ocre, seguido por verde esmeralda, terminando en un blanco con naranja y así sucesivamente.

7 comentarios:

BEATRIZ dijo...

Esto es buenisimo!...hasta puedo oler la marea salda y escuchar el golpe de las olas contra las rocas.

Me gustaría conocer ese lugar.

María Carballo dijo...

Hola, muy interesante tu escrito! Me gusta tu estilo. Felicitaciones!

Te invito a visitar mi nuevo blog

http://www.loscuentosdevenus.blogspot.com/

y mi otro blog

http://www.recuerdodevenus.blogspot.com/

Feliz Primavera!
Maria

Sueños compartidos dijo...

Beatriz,
Gracias por tu comentario, esta primera parte de la narración esta inspirada en la Ciudad de Campeche, México.

Sueños compartidos dijo...

Venus,
Me agrada que te haya gustado, son mis pininos en expresarme a través de la escritura, también me gusta la fotografía, pero ya que averigue como funciona esto del blog subire algunas fotos. Gracias por compartir tu blog ya lo visite y es muy bonito, el escrito referente a los reflejos me encanto. Te invito a que visites el blog de Beatriz PARDOXIA, es una exelente escritora.

Saludos hasta Argentina

Anónimo dijo...

Simplemente hermoso, felicidades

Mar Cano Montil dijo...

¡Qué preciosidad descriptiva, Israel!

Verdaderamente eres todo un alquimista con las palabras, las pules, aquí y allá, sin traba o esfuerzo.
Me alegro infinitamente de compartir sueños con usted, güey, como decís por allá, pues internet sí que es un ancho mar de millares y variopintos reflejos para realizar una hermosa travesía que nos permita ahondar en nuestras almas de escritores...

¡Sublime esta travesía, querido amigo!

Mar Cano Montil dijo...

¡Qué preciosidad descriptiva, Israel!

Verdaderamente eres todo un alquimista con las palabras, las pules, aquí y allá, sin traba o esfuerzo.
Me alegro infinitamente de compartir sueños con usted, güey, como decís por allá, pues internet sí que es un ancho mar de millares y variopintos reflejos para realizar una hermosa travesía que nos permita ahondar en nuestras almas de escritores...

¡Sublime esta travesía, querido amigo!